domingo, 4 de septiembre de 2022

¿Qué hacer con una vida ajena?

Lectores y lectoras del blog, hoy quiero compartir con todos vosotros una pregunta que me atormenta desde que me he despertado esta mañana.

¿Os habéis planteado alguna vez la responsabilidad que tiene sumar a vuestro día a día la vida de un nuevo ser? ¿Estamos dispuestos y preparados para cuidarlo, amarlo y respetarlo? ¿O preferimos odiarlo, descuartizarlo y aniquilarlo? 

Como veis, la falta de sueño del final del verano y la vuelta al trabajo la semana pasada, están afectando a mi materia gris. Pero ya que estamos aquí y hemos decidido procrastinar aquella tarea que debemos hacer desde hace meses, sigamos.

Cuando uno se enamora (bendito él), quiere dar lo mejor de sí para agradar al otro y ser correspondido. Este esfuerzo inútil de querer ser quien uno no es, puede durar unos días, incluso meses… pero al final el resultado es como lo que sucede con el queso de cabrales. Aunque lo tengamos bien cerrado dentro de la nevera: HUELE.

Así que seamos conscientes de lo que podemos dar y recibir de los demás, y seamos transparentes desde el primer momento. Eso nos hará ahorrar energía y caminar un poco más ligeros.

Como el amor va muy caro (la culpa la sigue teniendo Rusia), he empezado a intentar responder a la pregunta del título de este post a partir de un experimento con lo más a mano que tenía esta mañana: una araña. 

Os contaré lo que me ha pasado:

He salido a la terraza a tender una lavadora (y de paso tomar un poco el sol) y he visto una araña del tamaño de una cuajada Danone con envase de barro que había tejido su tela en las cuerdas de tender la ropa. No habría sido un problema si me hubiera dejado espacio para tender la toalla de baño, pero esa araña era lo suficientemente grande como para no obviarla y mirar hacia otro lado. Es más, he sacado los papeles del contrato de alquiler para hacer números porque esa araña debería pagarme la mitad, debido al tamaño de su envergadura. 

En ese momento mi instinto más primitivo me ha llevado a pensar en deshacerme de ella de la manera más rudimentaria, pero eso sólo ha durado unos segundos porque la compasión y la solidaridad entre dos seres vivos que penden de un hilo (ella y yo, cada una a su estilo), me ha llegado al corazón. Sin dejar de observarla, he ido rápidamente a buscar el móvil y preguntar a las personas más random de mi lista de contactos qué debía hacer con ella. Ha ganado aplastantemente (nunca mejor dicho) la exterminación, pero destaco diferentes opciones, dando las gracias a aquellos que han pensado razones para invitarla a salir sin que ello tuviera que pasar por el exterminio. 

- Meterla en un bote de cristal y bajarla al parque (no he bajado la basura en dos días, voy a bajar un domingo a la araña).

- Lanzarla con la escoba a la calle (esa la he descartado, con la suerte que tengo me volvería a la cara).

- Adormecerla con spray y reducirla con la manguera para después envolverla con papel de cocina acolchado y esponjoso (expresión anteriormente conocida como: he cogido la tira de papel para no notar la silueta del bicharraco que me da un repelús que te c_gas).

- Golpe de zapatilla. Hay muchas y todos vamos a morir (no podría vivir pensando que la araña habría puesto huevos y son tan pequeñitos que no los he podido acabar de limpiar bien y los voy esparciendo por toda la casa).

-

Por muchas vueltas que le des, hay tantas opciones como personas a las que le quieras preguntar, pero al final, la decisión es una y debes tomarla tú. Como en el amor. ¿Lo quieres cuidar? ¿Lo quieres dejar? ¿Lo quieres envolver en un papel de periódico y lanzarlo por la ventana para que le caiga a otro? ¿Cómo tratar una vida ajena? … 

No os diré lo que hecho con la araña, pero sí os voy a confesar cuál es mi fórmula para saber si merece la pena cuidar, respetar y amar a una persona ajena que quiere entrar en mi vida. Cierro los ojos y pienso… 

“Cuando estoy delante de ti, mi tiempo se ralentiza y cuando esto sucede vivo más intensamente y disfruto”.

Y si eso perdura en el tiempo, le dejo que vaya haciendo su tela, zampando sus bichos y compartiendo su vida cerca de mí. Dicen que cuidar a una araña te puede dar superpoderes, no?



10 comentarios:

  1. La opción de dejarla caer por el balcón era la más compasiva, habría caído en el del vecino y seguiría poniendo más huevecillos

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    1. Puede que esta noche alguien no duerma solo…

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  2. Buffffffff la siesta no me ha sentado nada bien, porque resulta que estoy más interesada en saber qué ha pasado con la araña que no en conocer la fórmula esa… mejor lo procrastino y mañana me lo aclaras 🙆‍♀️

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    1. Mucho mejor dormir y olvidar. La araña anda suelta, te recomiendo dormir esta noche con gorro de natación.

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  3. Le he preguntado a Spiderman y quiere tu teléfono

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    1. Prefiero Spiderman que a Motopapi. Dáselo sin problemas.

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  4. 🦤Cuidado que hay arañas muy patosas.

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    1. No quiero ni pensar cómo será la venganza. Esta araña sabe donde vivo.

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  5. Quizás tiene memoria y recuerda su hogar, donde tejió su primera tela en tu tendedero y vuelve a casa por Navidad. Be ready :)

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  6. Si esa araña tenía cierto criterio musical(😉), espero que no terminara volando por la ventana y aterrizando en el coche de algún reguetonero…

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