domingo, 1 de septiembre de 2013

¡Oh, delicioso verano!


Queridos amigos de aquí y de allá,

Después de tantos días seguidos de vacaciones uno se hace preguntas:

¿Habré aprovechado bien el tiempo? ¿Leído suficientes libros? ¿He visitado lugares interesantes? ¿Me he pasado con los helados? ¿Se me han abierto las puntas nivel hazme el look de Coto Matamoros? ¿Estoy ya lo suficientemente morena como para volver a trabajar...?

Porque claro, al princípio de las vacaciones uno empieza yendo a la playa con ganas, un día rosa, al siguiente rojo florescente, después se le cae la piel como a la serpiente de mi vecino... Incluso se hace tuppers de ensalada de pasta para aguantar más y llegar al tono madera.

Pero pasan los días y uno se cansa, se pone el mundo por montera y dice STOP, basta ya, éste tono ya me aguanta hasta septiembre. Y llegas al trabajo y eres el más blanco con diferencia, ¡mierda! ¿Y ahora cuándo es el próximo puente?

Como no hay tiempo que perder, preguntas en la farmacia por las cremas autobronceadoras. Haces una primera prueba y te levantas con más cercos que los guepardos de la selva. Debiste extenderlo mejor, pero ahora es tarde y optas por recuperar la bisutería de tu madre. Contra más grande, más podrá camuflar.

Pasados los efectos, pruebas con el maquillaje pero con este calor, la piel no transpira como tu quisieras y con el calor, a media mañana brillas más que los dientes de Shaquille O'Neal.

Decides que el físico no es lo importante y optas por cultivar tu intelecto. Después de tantos días en la sierra, el sol te ha secado el cerebro y eso se nota. Septiembre es un mes ideal para empezar una colección de kiosco y especializarse en algo: muñecas de porcelana, soldados de la guerra de Waterloo, cascos de moto en miniatura...

Precisamente ésta última me ha ido muy bien para dejar de morderme las uñas. Me pongo uno en cada dedo y cada vez que siento la tentación de mordérmelas... ¡Clac! Me parto un diente, pero oye, las uñas las tengo perfectas!

¡En fin! Después de todo esto, lo único que me queda decir es que lo peor de terminar las vacaciones es que al final uno no recuerda a qué se dedica y llega el día, se pone el despertador y deambula por la calle sin rumbo, dejándose llevar por el instinto y los automatismos conductuales que un día trajeron como loco a Skinner... y es así como uno llega a su destino y todos los recuerdos vuelven a la cabeza de nuevo. 


Y es entonces y sólo entonces, cuando uno alza la vista hacia adelante y mira con simpatía al otoño, con pereza al invierno, esperanza a la primavera y amor al verano... ¡Oh, delicioso verano!



PD: Señor, danos fuerza, paciencia y algún hit de Kiko Rivera para llegar a Junio!

4 comentarios:

  1. eres la más grande, con diferencia :)
    No dejes de escribir, que no dejaré de leer !
    Vamos allá con el lunes Marta, a ver viejas caras (lo de viejas, es literal).

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  2. Me encanta :)

    Por desgracia el septiembre es el lunes de los meses.

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  3. Muy bueno, lo he leido al tiempo pero es genial, me encanta como escribes :) un beso y espero poder leer más dentro de poco ^^

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